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                   MANUEL BAUTISTA  MESTANZA 
                  (  Perú ) 
                    
                  Manuel  Jesús Bautista Mestanza.   
                  Poeta  y escritor peruano nacido en Chota el 17 de mayo de 1962, sus padres fueron don  Héctor Bautista Monteza y la Sra. María Berlinda Mestanza Castillo, sus  estudios los realizó en la provincia de Chota, educación primaria en la I. E.  N° 10381, educación secundaria en el Colegio San Juan y los superiores en el  Instituto Superior Pedagógico Nuestra Señora de Chota obteniendo el título de  profesor en la Especialidad de Lengua y Literatura. 
                  Es  miembro de la Unión de Poetas y Escritores de Chota – UPRCH, ha participado en  eventos nacionales e internacionales de poesía. 
                  Algunos  de sus poemas han sido publicados en los Blog´s Amor y Llaga e Identidad  Conchana, -gentilicio del distrito de Conchán-, tiene algunos poemarios  inéditos. 
                    Ha participado en el II Encuentro de Minificción Nidal de Colibríes  desarrollado en Bambamarca los días 27 y 28 de junio de 2014. 
                    En su vida política se presentó como candidato a Regidor Provincial para la  Municipalidad de Chota por el Frente Amplio por Justicia, Vida y Libertad. 
  Obra: 
                  El  Almuerzo y otros relatos. Minificción. Plaqueta, 2014; Oscura  Maldad. Relatos. 2007. -     Destellos de la Vida. Poemario; -    Reflexiones del Alma. Poemario;  Solitario. Poema. 
                    
                  TEXTOS EN ESPAÑOL  -    TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                    
                    
                  
                  VARGAS,  José Guiilllermo, compilador.  Las  Voces Encantadas.  Lima: Maribelina – Casa del Poeta Peruano, 2016.   246 p.    
                                                                                     Ej. bibl. Antonio Miranda 
                    
                  SOLITÁRIO  
                  En tu cabellera, copo de nieve se refugia, 
                    En el vaso de tristeza vas escribiendo 
                    como en tus largas caminatas de amargura, 
                    sorbiendo lentamente grises lágrimas 
                    deslucidas y amarillentas, junto a tur parca sonrisa 
                    en estación de primavera. 
   
                    Viejo solitario de la tarde 
                    envuelves en papeles estrujados amarguras 
                    y con tu lánguida mirada alzada al cielo, 
                    ves escaparse tu alegría. 
                    Tu vicio de sollozar despierto 
                    impacienta mis fugaces momentos de espera, 
                    sentado en el tiempo transcurrido, 
                    escuchando desfilar al horario y minutero, 
                    que se posan en las ventanas grises del olvido. 
   
                    Tú adolescencia de primavera, 
                    recorre habitaciones olvidadas 
                    y por momentos de amnesia, olvidas tu nombre. 
                    Tragando besos sarcásticos del día, 
                    y rumiar tu ingenuidad alborotada, 
                    quieres comprar nuevas alegrías.  
                    Tus manotazos desaparecen en ocasos 
                    mirando de vez cuando a las estrellas, 
                    que sonríen de tu angustia. 
   
                    Tras irreparable invisible lejanía 
                    de taciturnas voces que te llaman, 
                    con ojos cubiertos de lagañas que se pierden 
                    acompañados de voces trémulas por fatigas. 
                    Tu sonrisa desgajándose al invierno, 
                    en noches en que el mundo 
                    abre sus puertas al sueño desbocadas. 
   
                    
                  TRISTEZA 
                     
                    Penetro en imperio de  la tristeza 
                      rodeado de un séquito de deseos 
                      que hieren mi alma con ironía. 
                      Mientras, 
                      inclino a recoger lirios prohibidos de mi existencia. 
                      A veces deshabitado del presente, comienzo a soñar 
                      recorriendo laberintos de mi pobreza. 
                      Después del descender a los infiernos 
                      nos entregamos sin saber, a nuestra realidad, 
                      y recupero lo esencial de mi pizca de alegría 
                      convirtiendo mi vida en festival. 
   
                      Ningún gemido podrá turbar la tierra aletargada, 
                      con semillas de sangre esparcidas. 
                      Corales en la arena y mis pasos, 
                      guardan el misterio del origen, 
                      porque el vuelo fue más allá de los sentidos, 
                      siendo el mismo que conoce los años. 
                      Tranquilo, taciturno e impaciente, 
                      conforme o disconforme. 
                      Vencedor o vencido, libre o esclavo, 
                      ese Hombre soy yo 
                      que ha escapado como vil ladrón por la ventana, 
                      cortando la rosa del rosal, y escondiendo el puñal de la ira 
                      bajo tierra. 
   
                      El que ha deshojado la tristeza. 
                      El que ha erigido su egocéntrico, yo. 
                      El que prendió la tristeza apagando la alegría. 
                      El que vistió fugaz sonrisa 
                      o el que anduvo desnudo 
                      lloriqueando frente al río 
                      y atizó la leña mojada por tormentas. 
   
                      El que bebió del cielo o se hartó de la tristeza. 
                      El mismo, el mismo hombre. 
                      O el que desesperado – sin esperar – blasfema 
                      esperando en las esquinas de la luna, 
   
                      Ese soy yo. 
                    
                    
                  TEXTOS EM PORTUGUÊS 
                  Tradução de ANTONIO  MIRANDA 
                    
                  SOLITÁRIO   
                    
                  En tua cabeleira, copo de neve se refugia, 
                    En el vaso de tristeza vas escribiendo 
                    como en tuas longas caminhadas de amargura, 
                    sorvendo lentamente cinzentas lágrimas 
                    encardidas e amareladas, junto ao teu vago sorriso 
                    em estação de primavera. 
                   
                  Velho solitário da tarde 
                    embrulhas em papéis amassados amarguras 
                    e com tua lânguida mirada lançada ao céu, 
                    vês escapar a tu alegria. 
                    Teu vício de soluçar acordado 
                    impacienta meus fugazes momentos de espera, 
                    sentado no tempo transcorrido, 
                    escutando desfilar no horário e minuto, 
                    que pousam nas janelas cinzentas do olvido. 
   
                    Tua adolescência de primavera, 
                    recorre residências esquecidas 
                    e em momentos de amnesia, esqueces o teu nome. 
                    Tragando os beijos sarcásticos do dia, 
                    a ruminar tua ingenuidade alvoroçada, 
                    queres comprar novas alegrias.  
                    Tuas gesticulações desaparecem em ocasos 
                    mirando de vez quando as estrelas, 
                    sorriem de tua angústia. 
   
                    Depois de irreparável e invisível distância 
                    de taciturnas vozes que te chamam, 
                    com os olhos cobertos de remelas que se perdem 
                    acompanhados de vozes trêmulas por fadigas. 
                    Teu sorriso desgarrando-se ao inverno, 
                    em noites em que o mundo 
                    abre suas portas ao sonho desbocadas. 
                   
                    Absurda senescência carregada de um sem número de  
                    experiências, 
                    nessa aparente felicidade surda que nasce e arde, 
                    e muitas vezes nos fere. 
   
                    Porque já nem hora importa e estes versos quebrados, 
                    gritam abrindo-se em pedaços, 
                    para esconder-se en monturos melancólicos 
                    de uma felicidade efêmera, 
                    de um frio que recorre sobrecarregadas ruas de tristeza. 
   
                    
                  TRISTEZA 
                     
                    Penetro em imperio da  tristeza 
                      rodeado de um séquito de desejos 
                      que ferem minha alma com ironia. 
                      Entretanto, 
                      inclino-me  a recolher lírios proibidos  de minha existência. 
                      Às vezes desabitado do presente, começo a sonhar 
                      recorrendo labirintos de minha pobreza. 
                      Despois del descenso aos infernos 
                      nos entregamos sem saber, à nossa realidade, 
                      e recupero o essencial de minha pitada de alegria 
                      convertendo minha vida em um festival. 
   
                      Nenhum gemido poderá turbar a tierra arrefecida, 
                      com semientes de sangue espalhadas. 
                      Corais na areia e meus passos, 
                      guardam o mistério da origem, 
                      porque o voo foi muito além dos sentidos, 
                      sendo o mesmo que conhece os anos. 
                      Tranquilo, taciturno e impaciente, 
                      conforme o disconforme. 
                      Vencedor o vencido, libre o esclavo, 
                      esse Homem sou eu 
                      que escapei como vil ladrão pela janela, 
                      cortando a rosa da roseira, e escondendo o punhal da ira 
                      dentro da terra. 
   
                      O que desfolhou a tristeza. 
                      O que construiu se egocêntrico, eu. 
                      O que prendeu a tristeza apagando a alegria. 
                      O que vestiu fugaz sorriso 
                      ou o que andou desnudo 
                      choramingando frente ao rio 
                      e atiçou a lenha molhada pelas tormentas. 
   
                      O que bebeu do céu ou se fartou com a tristeza. 
                      O mesmo, o mesmo homem. 
                      Ou o que desesperado – sem esperar – blasfema 
                      esperando nas esquinas da lua, 
   
                      Esse sou eu. 
                    
                  * 
                    
                  VEJA E LEIA outros  poetas do PERÚ em nosso Portal: 
                     
                  http://www.antoniomiranda.com.br/Iberoamerica/peru/peru.html  
                    
                  Página publicada em março  de 2022 
                
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